viernes, 16 de junio de 2017

ANTES DE LA PRIMER CAMPANA






Si el sueño fuese el instrumento calmo de la tregua,
el reposo nocturno, lúdica herramienta que al labor atiende,
un púber camastro donde la frente mitiga la memoria
y el cuerpo abruptamente se despoja del sopor intraducible.

Bruscamente la intimidad borraría el diurno abatimiento de penas
infortunas, ilustre vigilia seria despertar con los tesoros del alba
en levante. Opacidad de orbe pletórica, desolación de arenas,
el menester agotado del madrugar suda sangre en los poros de la noche.      

El frio espejismo habita lindes de sueños, reflejos truncos de anclas, 
siento huir los pies desatados del otoño desterrando hojas de árboles, 
pliego cúspides atemporales que traspasan inconcebibles rigor de fronteras.
 
Mínima mi épica resiste la dramaturgia escena de lo informe,
sortearé muros densos, seré gota elástica acostándome  con su nombre

y antes que repique la primer campana estaré más rasurado que la alborada.

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