jueves, 15 de junio de 2017

EN LA CIMA


Entre tú, yo, y la tierra amor, hubo sombras 
cuando el sol iluminaba verdes alboradas. 
Entre tú y yo, el suelo también prendió luces 
mientras el astro en su naranja siesta menguaba. 
Entre nosotros rondaba la óptima naturaleza. 

La iridiscencia del nácar era luz pródiga
que penetraba los costales de la uva,
la vid en nuestras pieles se embebía
en claros olivos de argenta espesura

Eran nuestros pechos dos casales imbricados
el triunfo de la espiga sobre pumas 
de pupilas amantes se embravecían, 
nuestros brazos tentaculares acunaban su riña. 

Entre tú y yo. Amor. 
La greba se anegaba colmada de respuestas, 
dignificando el fonema amor sin ataduras. 
Cobraban celeste vuelos pájaros de espuma
y los besos planetarios rojizos se mordían.

El aire traía labios que desde el alma se rozaban 
y el presente veía comisuras entretejidas. 
La noche y la mañana eran eclécticas violáceas,
testigos de una guerra amante
hiedras de viento ágiles eran los labios

y las bocas dormían en la cima de benditos álamos. 

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