jueves, 10 de agosto de 2017

POEMA DESTACADO POR SU CALIDAD LITERARIA EN LA UNIÓN HISPANO MUNDIAL DE ESCRITORES- UHE ANTÍPODAS CONVIVENCIAS



Aquí respiran los pulmones del hombre,
en este lugar donde mis ojos inclino.
¿Qué será la vida sin la progresión creativa
de exigirse a si mismo estando fuera de los límites del tiempo?
Como se sentirán los esbirros de las balas, los huecos rellenos del alma vacía?
Aquellos demonios de los gatillos, tan breves de palabras,
de acatar órdenes con espaldas dobladas, tan doblegados a la intemperie de la vigilia,
como un espantapájaros languideciendo bajo un sombrero de paja y espinos,
mudos y ciegos de letras sin visiones, fuera de los círculos
que no competen la  catástrofe doliente que provocan los ejes
de los esqueletos que piensan y resienten la pena sin fundamento.
Esta incipiente luz se proyecta iluminando cultivos
florales de renacientes cenizos.  

Truenan las campanas su simbolismo de murmullo,
dentro de los muros del viento
el soplo nace desde la profunda gola del pueblo.
Yo llamo pueblo a mi afable vecino, a los avatares impensables
que son piedras de coyuyo cuando las manos se imbrican apuntalando un objetivo.
A los pupitres docentes, las gasas de nosocomios repletos,
a la simpleza de un guiso, los grafitis neorrealistas
en todo su contexto expresivo.
Al beso tierno que humedece las mejillas arreboladas
de los niños, las manos laboriosas del mármol frio,
encastrada potencia que otorgan los dedos unidos en empatía
 con el martillo, la fragua cotidiana, la forja del ser concubino,
a tantos recuerdos valientes que silban desde el olvido,
oteando de azoteas atemporales, los pechos que nunca se rindieron al proyectil enemigo.
Aunque no justifique ni comparta la vileza del dedo asesino,
que en un punto responderá por su accionar  frío.

A todo aquel que mire desde otras veredas
le planto rosas en su camino de piedra,
no quiero ser un plomo más en su mochila cargada,
ni juez participe de su sino.
libero sus amargas ataduras y lo abrazo con alas integras,
quiero que mi adversario se siente a la mesa de los amigos,
compartir un pan de risas saboreando el espíritu del vino,
el cuerpo de aquel humilde hijo del carpintero que llamamos Jesucristo,
sin apuntar a una sola cruz ni un magnánimo símbolo.
Escojo la opción de mixturar los credos y las razas,
los ideales distintos que condecoren de laureles los altos picos andinos,
abolir los compartimentos de distintos colores y que las etnias se abracen en los mares o las tierras, en las paralelas que conviven
las ideas racionales, que la paz sea un logro y no el logotipo de una camiseta, que valga la promesa más que la firma, que postrer a respetar los himnos nacionales,
que el mundo sea fontana de utópicos cristales reforzados , transparencia de mirarnos
sin caretas en lagos carentes de espejismos.
Que sea la vida un reverdecer de forestas,
robledales que resisten impetuosas tormentas,
hojas dulces de cerezos, frutos congestionados de bulbos y alboradas

o un fuego extensivo donde las manos adversas se urdan persiguiendo un objetivo en connivencia planetaria.

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